Episodio 5 - Perderlo todo, para ganarlo todo.

El Señor le dijo a Abraham: "Deja tu país, tu gente y la familia de tu papá y ve a una tierra que yo te mostraré. Te convertiré en una gran nación y te bendeciré, te haré famoso y haré que seas una bendición para otros. Yo daré mi bendición a quienes te bendigan, maldeciré a quienes te maldigan y todas las familias de la tierra serán benditas en ti." Génesis capítulo 12 versículos del 1 al 3. El Señor le dijo Abraham.

¡Que tremendo! El Señor nos está diciendo a nosotros en este día que hay ocasiones en que debemos dejarlo todo para ganarlo todo. Abraham era un gentil, un pagano, de una tradición idólatra. Pero algo vio Dios bueno en Abraham para llamarlo y para constituirlo, precisamente lo que después se le va a conocer, como el Padre de la fe. Qué tremenda la actitud del Dios que llama. Para decirnos a todos, incluyéndote a ti mi amado y mi amada, que para poder ser instrumentos de bendición a otros y para convertirnos en una nación de fundamento y para ser instrumentos de bendición, tenemos que reconstruirnos en Dios. Tenemos que dejar que Él cambie nuestras rutas y afirme su pensamiento en nosotros. Su voluntad y su propósito en nosotros. A lo mejor eso es lo que te hace falta. Que entiendas que tus rutas tienen que ser las rutas de Dios, porque hay caminos que al hombre le parecen derechos, pero su fin es camino de muerte.

Los caminos de Dios son más altos que los tuyos, sus pensamientos más altos que tus pensamientos. Así que, quizás el Señor te está diciendo que cambies de ruta y dirección; por qué propósito contigo tiene. ¿Estás dispuesto a aceptar su desafío? Señor en esta experiencia de oración queremos entregar nuestro corazón y decirte: "Sí, queremos aceptar el reto de dejarlo todo para ganarlo todo. Que nos lleves a la tierra que tú quieres. Al lugar de tu voluntad, al lugar donde debemos afirmar lo que somos porque tú tienes un propósito maravilloso para nuestras vidas y un mejor plan." Bendice aquel que está escuchando. Bendice a esa dama joven o, a ese joven o esa señorita que está escuchando y toca su corazón, toca su vida. Bendicele de manera especial. En el nombre poderoso de Jesús. Amén.